domingo, 24 de agosto de 2014

* CURIOSIDAD


  No puedo evitarlo. Son muchos años siguiendo la misma pauta, manteniendo este rito de curiosear en los momentos de los demás. No me interesan las vidas completas de los otros. ¿Qué habría yo de hacer con ellas? Pero unos instantes robados es otra cosa. Te paras unos minutos al subir al autobús, miras alrededor y escoges. No como un buen cazador que escudriña una buena presa, sino simplemente al azar. Primero, las chicas que hablan animadamente. Nada trascendental, sin embargo excitante involucrarse en su noche de copas y sexo fácil; en su resaca matinal y sus risas cómplices. Después, el señor de traje y corbata que negocia en voz muy alta por un móvil de última generación. En absoluto interesante pero revelador de un nuevo vocabulario acaso, de un segmento de vida desconocido para mí. Si el trayecto lo permite, luego vendrá el niño pequeño con su abuela. Lo resabiado y el porvenir juntos, interactuando en una absurda argumentación sobre usos y costumbres. Y, mientras, yo escuchando. Experimentando sentimientos ajenos, que no deseo aunque necesito. Como quien lee una novela para poseer vidas de inventados personajes. Y seguro que alguien, hoy, también se habrá fijado en mí. Y sin escucharme hablar siquiera, habrá elucubrado con mi destino y mi día a día.
He llegado a mi parada. En los próximos minutos dispondré de nuevas historias.

Fin



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